Los ancestrales juegos y deportes de pelota maya en Mesoamérica contemporánea

Autores/as

Jairzinho Francisco Panqueba Cifuentes
Emilie Ana Carreón Blaine

Sinopsis

Ver, contemplar, mirar u observar, son al parecer palabras sinónimas que sin embargo denotan significados disímiles al considerar los factores que intervienen en cada uno de estos actos. Las diferencias se van estableciendo de acuerdo con ciertos niveles de implicación, entre aquello que es objeto de curiosidad y quienes sobre este enfocan su atención. Los factores que contribuyen a profundizar o no esta interacción, se corresponden con el potencial de asombro irradiado desde el objeto, tanto como por el interés y/o capacidad de asombro que voluntariamente desplieguen las personas que se le acercan. Sin embargo, a estos factores se suman otras condiciones relacionadas con las experiencias previas de las personas potencialmente expectantes, las historias y transformaciones de aquello que funge como objeto de interés, así como los momentos y contextos en que tienen ocasión unos actos. De acuerdo a ello, quien presencia puede interactuar momentáneamente y desaparecer, pero también tiene la posibilidad de establecer una interacción basada en comparaciones con otras experiencias previas, o dejar fluir su asombro para configurar algo memorable. El acto de contemplar tendría dos posibilidades de traducción. Por ejemplo, al idioma kaqchikel, que es una de las 30 variantes mayences: B’ochinïk que se relaciona con una acción de persuasión y nik’onïk que se relaciona con una supervisión, un observar más allá, no con un carácter vigilante como lo sugeriría la expresión castellana. En ambos casos se implica un ejercicio activo. El acto contemplativo sugiere entonces una alteridad desde la cual es posible determinar la mayor o menor cercanía o distancia en relación con unas otras alteridades. Pero este acto que se sugiere tan inherente a la calidad que poseemos como seres vivientes presenta ciertas condicionantes que terminan por reflejar el momento, el contexto, el poder, el dominio y otras circunstancias desde las cuales se transforma otra subjetividad y sus actos, en meros objetos. Es de esta forma, cómo la humanidad, a través de la creación e imposición de ciertos “acuerdos”, ha venido definiendo lo desconocido como exótico, y en ese orden se le objetiviza para aprehenderle, desecharle o usarle. De lo exótico se puede hacer un espectáculo, pero también un lugar de catarsis propia que en el acto puede conllevar a hacerle desaparecer para limpiar aquello extraño que no encuadra. Entendiendo entonces, que contemplar va más allá del acto de entretener la mirada, esta investigación se concentra de manera genérica en los juegos de pelota mesoamericana, pero específicamente los que han ido recreando algunos grupos y personas en tierras mayas de México y Guatemala. Si bien los formatos en que circulan se remiten, en principio a espectáculos artísticos y deportivos, es importante tener en cuenta que son resultados de fuertes transformaciones operadas por los primeros observadores foráneos con poder para comunicarlos al mundo occidental. Pero gracias a las arquitecturas erigidas por las antiguas culturas asentadas en la vasta región conocida hoy como Mesoamérica, y que implicaron grandes creaciones artísticas asociadas, ahora sabemos que no todos los informes escriturales y visuales realizados a partir de la incursión europea se correspondían con un ejercicio de contemplación desde la alteridad. Estas arquitecturas fueron dispuestas de una manera favorable para la presentación de actos públicos variados, entre los cuales figuraban los juegos de pelota. Entonces, la noción actual de espectáculo no resultaba ajena en aquellos tiempos, lo cual desvirtúa que las formas de jugar actualmente sean tajantemente atribuibles a la influencia de los deportes y otras puestas en escena propuestas para complacer las miradas foráneas. Entonces, la presente investigación, no se remite a estudiar el fenómeno del espectáculo en tantos deportes o puestas en escena de juegos de pelota reinventados. Aunque sean estas las fuentes inmediatas a disposición, el foco de análisis es sobre aquello que sus participantes identifican, en unos casos como ritual asociado a las formas de vivir hoy la espiritualidad, en otros casos como deporte organizado, así como espacio formativo para las generaciones jóvenes. Con esta finalidad es necesario hacer una historiografía de estas prácticas, que dispersadas en Abya Yala1 desde tiempos antiguos se vinieron transformando conforme a las eventualidades propias en unos momentos, e impuestas desde cuando incursiona la historia oficialmente contada por voces, para las que resultó complejo establecer niveles de alteridad a la altura de lo que encontraron. Quienes practican actualmente los juegos, acudieron a múltiples estrategias para recordar los movimientos, las ritualidades y las formas de presentarse como ajpitzanel o ajetzanela’ (la persona que juega pelota en idioma Kaqchikel). Quienes promueven la práctica contemporánea de los juegos de pelota en Mesoamérica han decidido incorporar elementos de las competiciones deportivas que caracterizan al mundo moderno, pero también han encontrado formas para aprovechar la aceptación actual de las diversidades étnicas, cuyo fenómeno apenas va completando un baktún. Se plantean estrategias para difundirlos, promoverlos y masificarlos, pero también realizan lecturas novedosas que se debaten entre las complejas imposiciones nacionalistas y los ejercicios autorreflexivos. De esta manera, vienen proponiendo un panorama de alternativas que además de fungir como objetos observables, incitan a su práctica, más allá de la dimensión como espectáculo escénico practicado por profesionales. Pero dada la antigüedad y laberintos históricos que soportaron quienes en tiempos ancestrales lo practicaron el ejercicio de poner en juego la pelota mesoamericana nuevamente, ha implicado ejercicios de consulta en las fuentes disponibles. Además de la singularidad de los movimientos necesarios para impulsar una pelota maciza de hule con cadera, muslos, glúteos o antebrazos, los actuales juegos mayas del chaaj, pok ta pok y chajchaay proponen situaciones paradójicas que fluctúan entre las identidades étnicas, los nacionalismos, las tendencias New Age y las instrumentalizaciones identitarias, entre otras. Cuando son concebidas desde estas paradojas, las actuales iniciativas son blanco de críticas que se resguardan en esencialismos academicistas, perspectiva desde la cual también resulta incoherente su rechazo, pues han sido fuente principal desde donde han abrevado muchas de las iniciativas actuales. De esta manera, se desnuda la construcción hegemónica de las etnicidades desde una contemplación íntima que va más allá de un espectáculo para turistas, denotando unas nuevas conciencias que transitan invisibles para quien mira al otro cuando en apariencia se exhibe. El presente trabajo ofrenda un registro y análisis sobre las iniciativas locales y nacionales, gubernamentales y académicas, públicas y privadas, a partir de un acercamiento que reúne enfoques de varias disciplinas. En esa medida, contribuye al conocimiento sobre la vigencia actual de los antiguos juegos de pelota que, debido a su constante transformación y adaptación, se comunican y posicionan en contextos contemporáneos. Demuestra también algunos factores de la polémica provocada alrededor de los preceptos que determinan los usos de los juegos como patrimonios y herencias, cuando las transformaciones que operan sobre los juegos encasillados como “tradicionales”, muchas veces están en beneficio del espectáculo, y sus intereses económicos paulatinamente trascienden por algunas iniciativas.

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Publicado

agosto 15, 2022

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