Narrativas contra la ciencia abismal - Una mirada desde América Equinoccial
Sinopsis
La ciencia moderna, basada en el modelo mecanicista propuesto inicialmente por Descartes y desarrollado por Isaac Newton, plantea, que una unidad solo puede ser acertadamente estudiada por partes. Para Newton la naturaleza se comporta como una máquina hecha de engranajes que funciona por inercia una vez es puesta en marcha, y gracias a la comprensión del funcionamiento de cada pieza el todo puede ser entendido. Siguiendo esta lógica las cosas pueden ser diseccionadas literal o representacionalmente, como se ha hecho, por ejemplo, con las funciones organizacionales y las disciplinas académicas para luego ser puestas todas juntas de nuevo, sin supuestamente perder algo significativo (Wheatley, 1996). La operatividad de este universo mecánico está determinada bajo un único modo de funcionamiento y cumple un solo desarrollo posible porque está regido por leyes universales que la ciencia debe descubrir. Todo esto es posible a partir del infalible método científico que se centra en tratar de entender las cosas como objetos de estudio definido, más que las conexiones entre ellas y su entorno. De esta forma la ciencia occidental desconecta los saberes y los seres que habitan el cosmos, haciendo más difícil comprender las relaciones que se tejen en la red de la vida. Pero cuando se descubre que, “las partículas subatómicas no pueden ser concebidas como entidades separadas y aisladas, sino que se las debe concebir como interconexiones o correlaciones en una red de eventos” (Capra, 1993), el fundamento de la ciencia moderna fue refutado. Aunque parezca insignificante, a partir de esto no sólo las teorías físicas se sacuden, sino también los principios que sostienen las ciencias sociales. Claramente el paradigma hegemónico queda fisurado, pero sigue todavía en pie, aunque las formas modernas de entender el mundo se encuentren equivocadas, nuestra organización social está cimentada sobre estas; no porque no existan más modelos posibles, sino porque sólo se ha visto en una única dirección: Europa. Estas narrativas nos presentan otra forma de entender la vida, miradas otras, quiero decir miradas secundadas, relegadas por lo principal, rincones del saber popular que cuestionan la inmanencia de la ciencia, su dependencia de los centro de poder y de sus financiadores, preguntan sobre sus límites, y su responsabilidad ideológica en el deterioro de la tierra en el marco del Antropoceno. Los siguientes textos son una provocación que contrastar los estatutos del mundo autorizado, a defender el derecho a la imaginación infinita, a crear otras formas de vida donde no haya un centro, sino multitud de nodos que conecten voces humanas y no humanas de todos los colores; una piedra pequeña en el calzado de la ciencia abismal.