Las generaciones de los Derechos Humanos : libertad, igualdad, fraternidad
Synopsis
El distinguido colega y amigo de vieja data, Ernesto Rey Cantor, me ha solicitado que escriba algunas palabras introductorias a la nueva edición del libro publicado, junto a sus hijas Giovanna Alejandra y Ángela Margarita Rey Anaya, denominado Las Generaciones de los Derechos Humanos. Con mucho gusto acepté el encargo por dos razones: primero, porque a un amigo querido no se le puede dar una respuesta negativa, y en segundo término, porque este tema constituye una de mis debilidades jurídicas. El libro es omnicomprensivo de la materia tratada, lo cual se hace con claridad y precisión, elementos que son determinantes para que la lectura de cualquier libro resulte amena. El texto tiene la virtud de que no se pierde en disquisiciones inútiles, y va directamente al grano al analizar los diferentes aspectos de la materia tratada. El texto parte de una premisa jurídica fundamental, y que compartimos plenamente: considerar el principio de la dignidad humana como fundamento de la libertad, igualdad y fraternidad, que se infieren de la Biblia, bajo la impronta del cristianismo, que después serán adoptados por la Revolución Francesa. Consideran los autores que al crearse al hombre por Dios –y a su semejanza– nació una criatura con fuerza, sabiduría y belleza, porque a imagen de Dios fue creada; es el único ser en el que trasciende la dignidad divina dotado de razón y conciencia; por tanto, la dignidad es inherente a la naturaleza del ser humano irradiada por la luz divina del creador. Es por ello que el ser humano es la criatura más bella del universo, dotado de sabiduría y fuerza espirituales. Aunque difiero del origen divino de la dignidad, sí estoy completamente de acuerdo en que ella es consustancial con el ser humano, es decir que todos los hombres, por el hecho de ser tales, nacemos con una dignidad que nadie nos puede arrebatar. La dignidad es parte integrante de nuestra esencia ontológica. Dentro de este orden de ideas, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, en el Preámbulo se expresó lo siguiente: “Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”.